¿Pero por qué? Al parecer todo depende de la contaminación del aire. De lunes a viernes generamos más polución. El hollín y otras partículas suspendidas en la atmósfera pueden absorber la luz solar, calentar el aire y alterar el régimen de vientos. Estas mismas partículas también pueden convertirse en semillas para la formación de nubes. Cuál de los dos efectos predomina depende de condiciones que varían de una estación a otra, según explican los científicos españoles en el último número de la revistaGeophysical Research Letters.
Lo más curioso es que estos ciclos no aparecen en todo el planeta. En el Reino Unido, por ejemplo, los investigadores no han encontrado ni rastro de un patrón semanal de días lluviosos y soleados, probablemente porque en la isla "mandan" las corrientes del Océano Atlántico. En el Mediterráneo, sin embargo, la acción humana sobre el clima se nota más.

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