Los
pingüinos son torpes en el aire, sin embargo
en el agua se desenvuelven
a la perfección, y este podría ser uno de los motivos por los que estas
aves perdieron la capacidad de volar que tenían sus antecesores, según
apunta un estudio publicado en las
revista PNAS.
Para muchas aves marinas, que se alimentan de peces y otros organismos del océano,
desenvolverse bien bajo el agua es mucho más importante que volar con
facilidad. Según los
modelos biomecánicos, las alas diseñadas para
bucear generan
grandes pérdidas de energía cuando son utilizadas en vuelo
de forma que, a nivel evolutivo, una especie tendría que “elegir” entre
volar o nadar. Para demostrar esta hipótesis, un grupo de científicos
de la
Universidad de Manitoba (Canadá), ha estudiado los costes
energéticos de ambas actividades en el
arao de Brünnich (
Uria lomvia)
un ave que se propulsa con sus alas dentro del agua para alimentarse y
que también puede volar, aunque de forma poco eficiente. “Los araos son
pésimos voladores”, explica Kyle Elliott, una de las autoras. “Baten sus
alas demasiado rápido, y son muy malos en el aterrizaje”.
Los resultados revelaron que estas aves
gastan más energía por minuto de vuelo que cualquier otra especie
estudiada hasta ahora. En concreto, su pérdida energética es de hasta 31
veces la cantidad empleada en reposo, cuando las tasas de otros
vertebrados cuando realizan un esfuerzo grande no superan las 25 veces.
Por otro lado, aunque los araos son más eficientes en el agua, esta
especie gasta mucha más energía en el buceo que otros pingüinos del
mismo tamaño, lo que indica que para estos últimos, la pérdida de la
capacidad de vuelo elevó su eficiencia energética en el agua. Según los
investigadores, estos resultados tienen sentido, ya que
la forma de las alas es diferente según la función
para la que estén diseñadas. “Si el ala del arao fuera más rechoncha,
la natación sería más fácil, ya que un ala corta crea menos fricción con
el agua. Sin embargo, en ese caso volar sería casi imposible, ya que un ala corta hace que sea difícil mantenerse en el aire”, concluyen.
Pienso que es muy curioso que el medio seleccionara con el criterio de gastar más energía o menos.Y desconocía que se pudiera medir la cantidad de energía utilizada por un ave para mover sus alas, lo cual me parece un complejo trabajo.
Mari Paz Vázquez Aroca 4ºB